En Conaltura buscamos desarrollar territorios sostenibles, creando proyectos que estén en armonía con su entorno, que generen bienestar para sus habitantes y vecinos y que tengan impactos positivos en el medio ambiente, la sociedad y la economía. Definimos estos territorios sostenibles a partir de 8 criterios, uno de los cuales es Salud y Confort.
Sin lugar a duda, los espacios inciden en el bienestar de sus habitantes. La relevancia del bienestar que nos genera nuestra vivienda se hace aún más evidente en esta época en la que estamos encontrando nuevas formas de habitar este espacio en respuesta a la situación que actualmente enfrentamos como sociedad.
Esta sensación de bienestar está íntimamente ligada al confort que experimentemos en estos espacios, pero el confort en arquitectura y en diseño de interiores es complejo de medir de manera objetiva pues este depende no sólo de factores externos (como factores ambientales, el hábitat, el tipo de ropa, entre otros) sino también de factores humanos y sociales (como sexo y edad, entre otros). Cada individuo es único, y su sensación de bienestar y comodidad puede darse bajo condiciones que pueden variar de una persona a otra.
La arquitectura combina los factores humanos y los factores ambientales, y los arquitectos deben buscar diseños que cumplan con una buena habitabilidad y generen bienestar a sus habitantes. Para esto cuentan con índices, escalas, métricas y tablas establecidos por expertos en la materia; estos lineamientos son el resultado de estudios e investigaciones sobre rangos óptimos de confort de acuerdo con el tipo de uso que tendrá un espacio.
Desde el punto de vista arquitectónico, hablamos de varios tipos de confort; entre ellos están el confort térmico y el confort lumínico. El confort térmico (o higrotérmico) depende de factores como la radiación solar, condiciones climáticas, la temperatura ambiente del aire, la velocidad del aire y la humedad relativa. El confort lumínico por su parte se refiere a la percepción de la luz, considerando no sólo la cantidad de luz sino también su calidad; el confort lumínico entonces se busca tanto en condiciones de iluminación natural como de iluminación artificial.
En su proceso de diseño, el arquitecto debe entonces tener en cuenta el entorno del proyecto y sus condiciones físicas y climáticas, debe identificar los fenómenos ambientales que más influyen en el diseño (como la dirección y velocidad del viento, la radiación solar, etc) y aprovecharlos al máximo para lograr niveles óptimos de confort. Naturalmente esto resulta en diseños que son adaptados a las regiones, a los climas y a las condiciones de cada lote que será desarrollado. En esto consiste el diseño pasivo. Éste define cómo debe ubicarse el edificio en relación con la dirección del sol y de los vientos; el diseño de las ventanas y el tipo de aberturas que deben tener los apartamentos para garantizar una buena circulación del viento y un apropiado recambio del aire; el tipo de materiales que se utilizarán en las cubiertas, las fachadas y los espacios internos; y la posible incorporación de elementos de protección solar como cortasoles o vidrios con propiedades especiales.
En Conaltura buscamos integrar estos conceptos a nuestros proyectos para crear viviendas novedosas a la medida de tus sueños, generando bienestar y optimizando el uso de los recursos con los que contamos en el planeta.